Amar a Dios

¿Sabes? Cuando pides a Dios, debes estar lista para corresponder.

Esto es: Si quieres que Dios dueño del universo te de lo que le pides,

Primero debes creerle y después merecer.

Mira, te explico; a toda solicitud se debe poner acción.

Porque solo recibe quién está capacitado.

La fe sin obras está muerta.

Así que nos toca esforzarnos y ser valientes.

Porque si aquí, entre nosotros los humanos,

no son agradables las personas negligentes, exigentes y acobardadas…

¿Por qué habría Dios de darnos lo que le pedimos cuando nos acomodamos en un sillón a esperar?

En una ocasión, al terminar una entrevista; un caballero se me acerca y me dice; Ud. siempre habla de Dios; creo que no debería, porque le quita profesionalismo.

En otra ocasión una bella mujer me aconsejó; No debes hablar tanto de Dios porque los hombres creerán que estas consagrada.

Y como este tipo de comentarios escucho muy a menudo.

Sé de antemano que sus comentarios son bondadosos, y de buena voluntad.

Mi respuesta a cada uno de ellos, siempre es la misma:

¿Cómo podría dejar de mencionar a quien más amo?

¡Dejaría de ser yo!

Pero claro que no soy consagrada (sería un privilegio)

Tampoco predico (no soy tan afortunada).

Creo que simplemente, es amor.

Amar a Dios no siempre es consagración

Amar a Dios no siempre es predicar.

Amar a Dios no siempre es buscar su favor.

Amar a Dios es amar,

 porque Él es quién nos enseña amar.

¿Sabes tú, que la cualidad de Dios es ser bueno?

Entonces, la cualidad nuestra deberá ser esforzarnos cada día para ser mejor persona que ayer, y esforzarnos por amor a Él.

 

Mayra Sáinz

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *