Inquietud

Y cuando ya esté en la quietud de la muerte…

Y cuando ya no haya más espacio para inquietarme…

Entonces será la nada,

la no existencia la qué me inquiete,

por el enorme vacío de querer hacer más de lo que hice…

Y ya no poder.

¡Oh, no! No quiero eso.

Viviré hasta el cansancio.

Saltaré por los mares.

Brincaré en las cordilleras.

Apretaré las manos de los que me saludan.

Y aplaudiré de gusto a los que me rodean.

Amaré sin que amen.

Y cuando ya no haya espacio para inquietarme

Me llevaré conmigo

La paz de haber vivido.

 

Mayra Sáinz

 

 

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